martes, 26 de abril de 2011

Lynch y Cantuarias la decencia por delante

Patricio Lynch Gaete el único cargo de representación popular para el que ha sido electo es el de concejal del municipio penquista. Sus incursiones como postulante a una diputación  fueron fracasos, primero cuando la Udi no lo nominó y cuando  fue su partido lo dejó botado a su suerte y por supuesto su votación fue insuficiente.
En el municipio coincidió siempre con la ex alcaldesa Vanrysselberghe y a poco andar se dio cuenta que su colega de partido estaba más interesada en tempranos proyectos personales y en conseguir clientela, que el progreso de la comuna.  Su experiencia le aconsejò cautela, pero la realidad pudo más. Terminó siendo mal mirado por la alcaldesa y los  miembros de su equipo instalados en el  municipio.
Algunas fuentes municipales consultadas señalan que hasta hubo hostigamientos hacia él como respuesta a sus frecuentes interrogantes que, al parecer, molestaban. Todo eso ocurría hasta antes del 27 F, un conflicto latente que  había crecido con la campaña para diputados en que el hermano de la alcaldesa utilizó la clientela de ésta para obtener la diputación cedida por Andrés Egaña. Las poblaciones ribereñas embanderadas y la  distribución de  canastas fue una tónica  aparte de las agresiones públicas a  destacados socios como  Claudio Eguiluz, candidato de RN golpeado por un funcionario municipal cercano a la alcaldesa. No hubo disculpas sino más bien explicaciones  burlonas que un enfurecido Eguiluz daba a conocer por televisión sin descuidar exponer una actitud unitaria sólo de su boca hacia fuera. El terremoto aquietó las aguas.
 La designación de la alcaldesa como Intendenta vino a avivar el conflicto pues la  actitud mesiánica y sectaria de la Intendenta dejó fuera de juego a RN y también a gente de la Udi, entre ellos a Lynch.
Se impuso un nuevo alcalde ligado a Vanrysselberghe, Khun que había conseguido unos 500 votos como concejal.  Hubo dos razones, una mantener control sobre el municipio y otra ocultar  manejos presupuestarios  que pudieren ser objetados. El anuncio de un municipio quebrado desató la alarma. No se aprobó el presupuesto municipal y la Contralorìa introdujo sus manos en  el asunto.  La intervención fue solicitada por los concejales de oposición y Patricio Lynch, que sacó todos los premiados en la furibunda reacción de la Udi liderada por el concejal González.  Traidor fue el  insulto más elegante.
De allí en adelante todo se puso espeso y Lynch contribuyó a ponerlo más cuando renunció a la Udi. Con ello hizo gala de su decencia y demostró a los penquistas que estábamos ante un verdadero demócrata. La ratificación a su postura la dio Eugenio Cantuarias, quien previo a ser nominado intendente, se negó a tal posibilidad y explicó que se había dado cuenta  que los dirigentes de su partido estaban enfrascados  en proyectos personales  más que en intereses genuinos en beneficio de la región.  Habían salido de la niebla dos Udi decentes.

Marco Plaza F


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