sábado, 16 de abril de 2011

Dura la tiene Víctor Lobos pese a lo bajo de la vara que le dejó Vanrysselberghe

Víctor Lobos del  Fierro en blanco y negro.
El arquitecto Víctor Lobos del Fierro (su padre era Víctor Lobos Lapera) recién designado Intendente deberá lidiar en dos frentes, el profesional  y el político. En el primero no habrá problemas pues la reconstrucción  es posible que la enfrente con mayor autoridad un arquitecto que una médico siquiátra. Las dificultades mayores, Lobos las enfrentará desde una perspectiva política, cuando intente conciliar las posiciones de los aliados RN y UDI que desde la campaña presidencial se vienen  dando golpes bajo el cinturón y por lo menos dos o tres sobre un ojo de Claudio Eguiluz, durante la pasada campaña parlamentaria.
Las aguas no están quietas y sin visos de que ello vaya a ocurrir. Las últimas declaraciones de Eugenio Cantuarias así lo demuestran. Manifiesta Cantuarias cierto asco respecto de los proyectos individuales que observa  detrás de las conductas de dirigentes locales de su propio partido que lo hicieron recular respecto de la oferta de asumir la Intendencia.  Los proyectos personales continúan presentes y lo demuestra la última denuncia de Navarro. La ex intendenta casi al momento de renunciar compra mediaguas para pobladores no damnificados por el terremoto. La respuesta a lo de Navarro vino de inmediato de parte de Víctor Pérez, quien desestimó el asunto y de paso dijo que era otra mentira como las primeras denuncias. La pregunta es ¿si se trataba de un infundio, por qué el gobierno terminó pidiendo la renuncia  a Vanrysselberghe?
La mayor dificultad de Víctor Lobos estará en una función no especificada en su contrato como Intendente, actuar también como réferi de los rounds que casi cotidianamente protagonizan selectos púgiles de la Udi y Renovación Nacional. Hasta ahora los mejores golpes los habían asestado los gremialistas.

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