Mónica Barros e Iván Araya |
La reacción fue instántanea. Los medios de comunicación nacionales, CNN incluida, informaron del asunto y de manera simultánea dieron cuenta de las airadas reacciones de estudiantes, profesionales egresados y miembros de la comunidad universitaria. El propio gobierno condenó lo ocurrido. Las redes sociales abundaron en mensajes reprobatorios, la universidad recibió puyazos sin misericordia.
Agencia Química
Las primeras explicaciones apuntaron a la agencia contratada en Santiago para realizar la campaña. La identifica una razón social muy creativa para un negocio de esa naturaleza, "Química". Allí se habría originado el mensaje que de manera comedida y, al parecer, sin mayor análisis, fue enviado por la Unidad de Imagen a destinatarios en las carreras escogidas. Sin embargo Química no pudo ser la remitente, una entidad extramuros no posee el privilegio de expedir correo masivo, señaló una fuente de la Dirección de Tecnologías de Información, DTI, que exigió anonimato. El remitente, o la, residía en la Unidad de Imagen. Para la rectoría el escándalo, obtenido de manera gratuita, estaba servido. Una declaración pública fue difundida para aquietar los ánimos, mientras internamente se anunciaba un sumario administrativo para delimitar responsabilidades. Una inserción pagada que se publicó en los diarios penquistas y en dos de circulación nacional, dejó por lo menos tranquilos a los menos indignados. "La Universidad de Concepción ha demostrado, a través de 92 años de historia, que es una institución abierta y no discriminatoria. En consecuencia, rechaza los términos del mensaje enviado ayer 31 de marzo Universidad, y ofrece sus disculpas a quienes puedan haberse sentido ofendidos por este hecho. La Institución ha tomado las medidas para evitar que errores de comunicación, como éste, vuelvan a ocurrir".
La complejidad del asunto
¿Quién puso en marcha el correo luego de recibir esa patata caliente cocinada en la agencia Química? Se dice que una funcionaria de rango intermedio que depende directamente de la encargada de la Unidad de Imagen, Verónica Barros Diez, que a su vez tiene línea directa con el ingeniero comercial Iván Araya Gómez, director de Asuntos Institucionales e Internacionales de la Universidad, con oficinas en la casa de la rectoría. Este último enterado de la situación anunció la renuncia al cargo, no había una decisión aún de rectoría respecto de aceptación o rechazo. El rector, ingeniero Sergio Lavanchy Merino, tomó en sus manos la solución del problema creado que pasa por relanzar en los carriles correctos a la unidad de imagen y también golpear la mesa a los ejecutivos de la agencia publicitaria Química. Deberá resolver también el futuro de las comunicaciones de la Universidad en cuanto estaba en marcha la idea de instalar una vicerrectoría encargada de extensión y comunicaciones en la que el nombre de Araya Gómez había comenzado a sonar como vicerrector y en una importante función ejecutiva Verónica Barros, que alzaba sus bonos para tal efecto como alumna de magíster de una pequeña pero selectiva universidad, del Pacífico,competencia local de los posgrados de la UDEC. Todo quedó en veremos gracias al escandalete provocado por el discriminador casting, que demostró que ni los funcionarios encargados de imagen ni la agencia publicitaria gozan de la adecuada competencia profesional.
Hay quienes han puesto en evidencia en las redes sociales una preocupación mayor, que la discriminación haya sido instalada ya por algunos personajes en la universidad y que el hoy célebre casting sea solo la punta del iceberg. Los estudiantes, en sus organizaciones, han expresado que estarán muy atentos y prestos a reaccionar ante la menor sombra discriminatoria.
Felipe Varela S
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